La culpa no es de la inteligencia artificial, sino de quien la utiliza: Mariela Gauna advierte sobre nuevas estafas morales
En el contexto actual, donde la inteligencia artificial (IA) juega un papel cada vez más importante en diversas facetas de la vida, Mariela Gauna plantea una reflexión crítica sobre la responsabilidad ética de quienes desarrollan y utilizan estas tecnologías. En su análisis, Gauna argumenta que la verdadera culpa no recae en la inteligencia artificial misma, sino en los individuos que la diseñan y aplican en situaciones que pueden llevar a la manipulación o el daño.
La IA tiene el potencial de transformar industrias, mejorar la calidad de vida y optimizar procesos; sin embargo, su mal uso puede resultar en lo que Gauna denomina «estafas morales». Estas estafas se presentan cuando la tecnología es utilizada para fines egoístas o dañinos, como la desinformación, la invasión de la privacidad o la manipulación emocional.
Gauna destaca que, al estar inmersos en un mundo cada vez más digitalizado, es vital que tanto los creadores como los usuarios de la IA asuman una ética de responsabilidad. Esta ética implica ser conscientes del impacto que sus decisiones pueden tener en la sociedad, y trabajar activamente para prevenir abusos.
En conclusión, la advertencia de Mariela Gauna nos invita a reflexionar sobre el uso de la inteligencia artificial. La tecnología en sí no es intrínsecamente buena o mala; su valor depende de quién la maneja y con qué propósitos. La educación, la transparencia y la regulación son fundamentales para evitar que la IA se convierta en una herramienta de fraude moral y, en su lugar, se utilice para el bien común.